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Octubre 24, 2014 -- por Jessica Briant

Jessica Briant llego al Proyecto Miqueas como Misionero en Septiembre. En este blog ella reflexiona en lo que ha estado aprendiendo en su primer mes con nosotros.

El otro día me encontré en un estado de ánimo al cual yo llamo un "funk". Normalmente yo uso este término para describir cuando me siento aburrida o irritada, pero no sé muy bien de donde vienen esos sentimientos. Me sentí abrumada e irritada por muchas cosas.

  • Apesta (al parecer por una fábrica de carne aqui cerca)
  • Sonidos de animales
  • Insectos (como la araña gorda que llama a mi puerta principal)
  • Mucho menos espacio en el closet
  • Español, español, español
  • Adolescentes revueltos por las hormonas
  • Desordenados y sucios adolescentes
  • Volviendome loca
  • Viviendo cerca del Crematorio
  • Buitres
  • Viendo pobreza todos los días

Esa noche mientras estaba conduciendo a la ciudad, apagué la radio y simplemente empecé a decirle a Dios todas las cosas que me irritaban. Al sólo decirle, me hizo sentir mejor, y me he dado cuenta de como habian disminuido mis irritaciones. Mi "mal humor" era realmente por no estar en control y entonces reflexioné en Dios. Esa noche en un pequeño grupo y en lo que habia pasado del dia, Dios siguio diciendome, "no se trata de ti." Me sentía como si tuviera un gran bombillo que se apagaba en mi cabeza. Y por supuesto, esto no es sobre mí; esto es acerca de El!!! Yo no sería una mujer soltera de 33 años de vida y trabajando como voluntaria en Honduras si se tratara de mí. Estas no son cosas que yo quisiera, pero son las cosas que Él desea para mí. No soy lo suficientemente buena o lo suficientemente equipada para ejercer la obra de Dios, pero Él es quien me equipa y me usa. Todo lo que hice fue susurrarle mi vida a él y decirle, "Utilízame; ¡Voy a ir!"

Así que aquí estoy de regreso en Honduras por mi cuarto año, pero esta vez como una misionero en el Proyecto Miqueas. No regrese al mismos Honduras que habia conocido desde hace 3 años. Estoy aprendiendo a doblegarme y a alcanzar nuevas cosas que no son siempre fácil ni agradables. No es fácil entrar de un solo a una familia y llegar a ser uno de ellos, pero me he sentido tan querida y apreciada durante el mes pasado; no sólo por los chicos, sino por mi Padre Celestial. He sentido que mi corazón y el amor se estan expandiendo en nuevas formas.

He experimentado….

  • tantos abrazos.
  • la vinculación con los chicos.
  • viendo el vínculo entre los niños.
  • aprender la historia de cada niño y cómo Dios ha trabajado en sus vida.
  • Un sorprendente ayudante del lenguaje, amiga, y mujer de Dios.
  • Ayudar a los niños con el trabajo escolar y las tareas.
  • Un compañero de ejercicio.
  • Viendo a los chicos recibir a los de la tercera edad de la Comunidad Linda Miller.
  • Ver juegos de ping-pong.
  • Un viaje personal en donde tuve la oportunidad de vincularme con el personal de Honduras.
  • La Villa Linda Miller, mi nueva comunidad.
  • Montones y montones de risas.
  • Axel - un chico de la calle que he conocido a lo largo de los años de trabajo como voluntaria en Miqueas - buscar y llegar a la esperanza.

¡La mejor experiencia de todas es lo que Dios me está enseñando: NO se trata de mí; se trata de EL!

 

“Cada uno según el don que ha recibido, minístrelo a los otros, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios. Si alguno habla, hable conforme a las palabras de Dios; si alguno ministra, ministre conforme al poder que Dios da, para que en todo sea Dios glorificado por Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén.” 

1 Pedro 4: 10-11